6 de noviembre de 2010.
El viaje de vuelta de la primera Expedición Botánica tiene como última parada el XIII Festival de Cine Gay y Lésbico de Extremadura, donde la Fundación Triángulo nos invita a cantar en su inauguración. La empalagosa Ruta de la Plata, la desesperante búsqueda de la Filmoteca por los entresijos intransitables para Lola de la parte antigua de Cáceres y las prisas por llegar a tiempo al evento nos hizo subir exhaustos al escenario. Sin embargo, una pequeña sala de cine con una acústica inmejorable repleta de un público amante de la cultura, respetuoso y tremendamente agradecido, nos lo puso muy fácil para salir encantados de allí. De los cortos que proyectaron recomendamos fervientemente “Dinero fácil”, de Carlos Montero. Cine, cine, cine, cine, más cine por favor, que toda la vida es cine y los sueños, cine son.
13 de noviembre de 2010.
Después de un breve y merecido descanso, preparamos un concierto en nuestra Tierra de Barros con la intención de grabar el video promocional de la Expedición Botánica. Nuestra amiga y artista Pilar Sánchez Díaz decoró con Cristina el escenario con gran maestría, insertando el universo de Botánica en la fascinante y misteriosa estación donde confluyen los principios y los finales, donde la respiración se hace lenta y el aliento imprescindible, donde nos quitamos las hojas y las caretas ante un dios humilde que hace magia en solitario.
El frío de la sala, el calor de los amigos y la familia, aquel decorado y el tema instrumental “Botánica” me transportaron a un lugar secreto que escondí una vez en unos versos:
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| El decorado |
El frío de la sala, el calor de los amigos y la familia, aquel decorado y el tema instrumental “Botánica” me transportaron a un lugar secreto que escondí una vez en unos versos:
Viaje al bosque secreto.
Oasis de un otoño permanente.
En su hervidero delirante soy
un exótico tubérculo de mi existencia.
Me alojo en su suelo de gusanos confortables
leproso de hongos y lírica
en esta tarde abundante y húmeda
en la que no soy: pertenezco.
Al roce hospitalario del musgo ácido,
a los humedales que fermentan mi piel,
a la dulce música del membrillo amargo,
al ronroneo subterráneo de mi crecimiento inverso,
a la prodigiosa sabiduría de no saber nada.
Más arriba, una extraña voz me nombra.
Aunque yo no la escucho,
porque hoy no soy: pertenezco.
Del poemario Bandasonora, por José A. Perera
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