CAPÍTULO 3. Expedición a la tierra verde.

 2 y 3 de noviembre.

     El puerto de Pajares no parece separar dos provincias colindantes, sino dos mundos de universos paralelos. Para los coches se hicieron puentes imposibles y agujeros de roedor en las montañas. Asturias es una tierra salvaje y hermosa, hinchada de verde, roca y concejos.  Tenemos dos días sin concierto para respirar este aire fresco y eliminar un virus intruso que quiere debilitarme. 

     La Lola se para a contemplar con cada asombro. De la playa de Aguilar a la del Silencio un extenso y majestuoso acantilado hiere a un mar embravecido en un constante vaivén de espuma. En San Juan de la Arena una playa surrealista acumula restos de árboles enteros mezclados con desechos de plástico, balones, calabazas, castañas y otras tantas frutas y hortalizas.  

     La vista desde Cabo Vidio nos hizo sentirnos pequeños e infinitos, una sensación placentera y contradictoria que Immanuel Kant definió con acierto y a la que llamó lo sublime. 

Merienda en el Faro Vidio

     Pronto nos cae la noche encima con el cambio de hora y Cudillero nos saluda con las farolas encendidas para pasar la noche: una arquitectura elástica retuerce las calles y las casas para levantar un misterioso anfiteatro habitable que mira al mar oscuro.

Cudillero