Este es el cuaderno de bitácora de las aventuras de Debarro en la GIRA BOTÁNICA ACÚSTICA 2010/11.
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CAPÍTULO 1. Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia.


Viernes 29 de octubre de 2010. 

     La Lola se va a los puertos. La noche, la lluvia y el viento nos acompañan hasta los remotos bosques del norte. Circundamos la Sierra de la Culebra expectantes ante la mirada de algún ciervo en el borde del camino. Hay que conducir con cautela, pero albergamos el deseo de encontrarnos cara a cara con ese mágico animal.  

     Casi al final de la N-631, en el cruce con la carretera a Villardeciervos, llegamos a nuestro primer puerto, “El 22”, un pequeño restaurante donde nuestra querida Ivar nos abre los sentidos a través del paladar con cada visita. Ivar es hija de los regentes de El Empalme, un prestigioso restaurante reconocido en todo el país especializado en cocina micológica, y una gran amiga, que junto a Dani puso en marcha hace pocos meses este lugar acogedor donde nos han brindado la oportunidad de comenzar la gira con un concierto muy especial.


Sábado 30 de octubre de 2010. 

     El silencio puro del amanecer nos descubre al despertar que ya no estamos en casa. Ya no rugen las obras, ni los coches, ni el mundo. 

San Martín de Castañeda
     En compañía de Carlos y Nuria nos lanzamos a una excusión mañanera. En Sanabria nos invade la sensación de que es el otoño quien imita a los cuadros. Y a los sueños. Un inmenso arcoíris nos saluda coronando el lago. Las castañas salen tímidas de sus erizos y los curiosos buscan setas de cardo. San Martin de Castañeda nos deja postales en la retina y el sabor de la rica morcilla zamorana. 





Lago de Sanabria
     
     Por la tarde acicalamos “El 22” para el concierto con la ayuda de amigos de los anfitriones que van llegando.  Después de un tentempié exquisito, casi a la medianoche salimos a cantar ante un ambiente más concurrido de lo esperado, un concierto íntimo de esos de luces bajas y oídos atentos. Todo un lujo para nosotros. Las hijas de Eladio tararean las canciones de principio a fin. Una de ellas, con 4 añinos, venció al sueño hasta el final de concierto y cantó con Cristina un trozo de “Chica”, provocando una emoción global inolvidable. Una vez más nos llena de orgullo que nuestras canciones les gusten a los niños. ¿Por qué será? 

No podía faltar un fin de fiesta entre vinos y risas de la tierra. Gracias a los que estuvisteis, nos encantó conoceros a todos. 



"Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido".

EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS.

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Debarro en Barcelona. Junio'10.

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